Las noches de Berlín ayudan a olvidar mejor

miércoles, 12 de octubre de 2011 3:24 Publicado por Prince.nightmare
Todas las relaciones, habidas y por haber, tienen un punto sádico y perro.
Ese punto de hijoputismo que todos hemos vivido en nuestras carnes.
Que hemos dado, y que hemos recibido. Una ruptura temporal que se hace peor de lo que debería ser, una frase desafortunada, o un acto que tiene consecuencias impensadas.

Reconozcámoslo, a todos nos gusta sufrir un poquito. Nadie quiere una relación perfecta. Un "todo va genial, siempre". Todos queremos una pausa entre tanta genialidad. Da igual si es en una pareja, con tu familia, en clases, por la calle, qué mas da. A todos nos gusta, aunque pensemos lo contrario. Nos gusta, pero en su justa medida.

Es curioso como algo que pensaba que sería irrepetible, una situación en la que los planetas se debían de haber alineado, o desde el más allá estuvieran todos los enemigos que quizá me gané en mi otra vida reunidos para amargarme la existencia terrenal, se vuelva a dar sin muchos matices que la hagan diferente. Como mucho, peor.

Hasta hace poco pensaba que la mejor forma de que no te hicieran daño, y de no hacerlo tú, era apostar por la indiferencia, el dejarlo estar, pasar de todo, el arte de pasar de todo. No querer ser de nadie, y que nadie sea tuyo, salir de una discoteca de la misma manera de la que entraste, con tus alas, libre para poder despegar en cualquier momento sin tener ningún grillete atado a tus pies que te haga más pesado el vuelo. Y en cierto modo funcionaba. No era una sensación plena, no se siente que otra persona no puede vivir sin ti, y viceversa, pero era mejor que tener el remordimiento, la culpa de una relación gastada atada a tus pies y que te anclaba al suelo. Y sobre todo, tenía la certeza que de esa manera no me haría daño. Ni yo a los demás. Mi plan era perfecto, a prueba de balas; o eso me creía yo. Porque resultó ser cuasiperfecto.

No contaba con que llegara a mi vida. Y... una vez nos instalamos en la vida del otro, siempre con la premisa de la libertad por bandera, nos acostumbramos poco a poco al otro. Vale, no era una relación perfecta, pero en cierto modo ninguno de los dos la quería. Y mira ahora... ahora, que ya no se quien eres, y que me recuerdas a terceros que en su día me hicieron el mismo daño o incluso menos del que me estás causando. Causando de forma intencionada.

Ahora soy capaz de levantar la cara, de seguir tragándome las lágrimas y asumir que una vez más la he fastidiado, como siempre hago. Pero también soy capaz de decir sin miedo que no eres la persona de la que me colgué. Porque en efecto, esa persona nunca me hubiera hecho daño; si realmente significaba para ti un cuarto de lo que significaste para mí. Jamás me hubiera besado con otro delante de ti, convirtiéndome en alguien invisible, y dándole un bofetón a mi existencia, será que asumiste que como paso de todo, no siento nada. No están precisamente relacionados esos dos sentimientos.

Tampoco eres aquel chico de mirada dulce y de nuca tocable desde la fila de atrás que un día me dio ganas de conocer más allá. Porque ahora el ofendido eres tú, y decides que es más fácil ignorarme, no hablar, porque así tienes una excusa perfecta para poder seguir tu vida. Vida que en cierta parte te he proporcionado yo, y debe ser que tienes un transtorno mental, porque parece que lo has olvidado. Creo que este año era el año del alzheimer. No te preocupes, mi abuela tuvo alzheimer y se perfectamente lo que es, no te lo tendré en cuenta. Pero si algún dia te levantas lúcido, y te preguntas por qué vas a trabajar con ese uniforme verde... trata de recordar, que alguien te consiguió ese empleo. Si otro día cuando quedas con tu perfecto novio, y te cruzas con su compañero de piso, y te preguntas quién es, trata de hacer memoria, y recordar quién te presentó a tal principe con el que ahora andas.

Y sobre todo, si un día te sientes vacío, y sientes que algo te falta, algo que hasta hace no muy poco tuviste, y no logras recordar lo que es, no te preocupes, no es nadie. No es nadie como no puede ser ese chico que va a tu clase y no saludas. No es nadie con quien hayas compartido 1001 momentos vulgares y especiales y que a tu nuevo yo no les parece lo suficientemente geniales como para seguir a su lado. No es nadie como no es ese chico que sacó las fotos que ahora cuelgan de tu habitación. No es nadie como aquel sueño en el que estabas en una terraza desde donde veías Barcelona y te desnudabas en mente a esa persona. No es nadie como yo.


Diviertete en Berlín.

2 Response to "Las noches de Berlín ayudan a olvidar mejor"

  1. Lau Says:

    que hermoso blog, y que buenas entradas !
    Cuanta nostalgia en cada palabra, te deseo suerte. Y te sigo ya. Besos.
    http://laa-au.blogspot.com

  2. Javier Muñiz Says:

    Hola,preciosas y profundas letras van desnudando placidamente la pura y genuina belleza agreste de este blog, si te va la palabra encadenada, la poesía, te espero en el mio,será un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    gracias, buen día, besos sinuosos...

Publicar un comentario