Caminante, no hay camino

viernes, 1 de abril de 2011 12:03 Publicado por Prince.nightmare 1 ilusiones
Lam Rim – I Cry... (Música para leer el post)

Pocas cosas hay peor (o mejor) que volver a casa caminando solo después de una fiesta, y sin música.
Son esos momentos en los que, para no pensar en el frío (por culpa de no querer pagar 2 euros del guardarropa), empiezas a pensar, a reflexionar acerca de ti, y de como lo vas haciendo hasta el momento. Y ... sea por el alcohol, por la bajona de una noche fallida, o lo que sea, siempre llegas a la conclusión de que no lo estás haciendo del todo bien.

Te das cuenta de que... Barcelona no te ha cambiado demasiado, te ha cambiado por dentro, pero a la hora de la verdad sigues siendo ese chico canario, que solo quiere que los días pasen gloriosos, y que egoístamente se enfada si un día no es perfecto.

O que pudiste haberlo hecho de otra manera y no lo hiciste. Todo, de otra manera. Que... de la misma manera que te reconoces como has sido siempre, te extrañas al no saber quien está delante del espejo, y pensar, que el que solías ser , no lo hubiese hecho así. Que hubiera sido más honesto, más precavido... o más arriesgado. Y llegas a la conclusión, aunque hiriente, de que aún no te has encontrado, a pesar de tener la sensación de estar tomando el camino correcto. ¿Quién dijo que sería rápido y fácil? Nadie. Se trata de una cuestión de tiempo, de como se van sucediendo los días en tu vida, y cómo las personas influyen en todo lo que te ocurre.

Y a medida que llegas a la que este año es tu casa, respiras hondo, y haces un ejercicio de autoconciencia, y pierdes la razón, y caes y deduces, que has tenido que renunciar a mucho para llegar a donde estás ahora, y... mientras llegas a la puerta, viene la revelación que estabas esperando desde el principio de la noche...

¿Mereció la pena?

No hay nadie quien te de la respuesta a tan estúpida pregunta... así que decides subir a la última planta, abrir la puerta de la terraza, y contemplar callado a Barcelona, mientras la ves dormir, y te dice en silencio que te queda un mundo por descubrir. Y sigues callado, y mientras intentas contenerlo todo dentro, a sabiendas que nadie nunca te podrá preguntar por todo esto, y que tu nunca sabrás poderlo explicar, la ciudad te avisa, de que vas por el camino correcto, y que todo lo que has arriesgado, tarde o temprano tendrá su recompensa.

Y la crees.