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Me gusta muchisimo Barcelona. No paro quieto ni un segundo. Porque no hay tiempo, porque el tiempo aquí se escapa de las manos. Y eso es bueno...creo. Porque a cada segundo que pasa, es un segundo que no me acuerdo de ti, un segundo menos perdido, y un segundo más ganado.

Vivo en un sitio espectacular. Desde la ventana de mi cocina, veo la Sagrada Familia, y desde la azotea, veo el edificio Agbar en todo su esplendor, alzándose por encima de cualquier edificio, imponiéndose con sus colores rojos y azules por la noche como queriendo decir: "yo soy Barcelona", y está orgulloso de serlo.

El catalán cuesta. Mis dudas acerca de los catalanes se han disipado... en parte. Hay de todo, hay gente estúpida y desagradable, que parecen haber chupado un limón de lo amargas que son, y por el contrario, también hay gente tremendamente encantadora, que hacen que sepas que puedes tener una mano a tu lado. Ese tipo de seguridad me encanta, porque es la que necesito

Porque es la que necesito ya que tu mano no estará ahi. Ya que tu mano hace tiempo que dejó de estar ahí.

Por otra parte... siento que he dejado de ser tan.. "yo". Si en Gran Canaria lo poco que me quedaba era mi "coco" y un par de cosas más, aquí no brillo precisamente por mi inteligencia.. ya que no es muy difícil superar al canario. Y cuesta cuando el nivel es diferente, cuando la clase es diferente, cuando el idioma es diferente y cuando tu te sientes diferente.

El tiempo pasa más rápido, y para bien o para mal, quiera o no, en noviembre hará 1 año que nos conocimos.